UA-67133534-1 Livesmiling.: El lobo y su Luna.

24 de febrero de 2013

El lobo y su Luna.

Abrió los ojos. 
La pálida luz que la Luna brindaba a la noche se metía en su habitación reflejándose en su mirada.

Lo había oído. El leve crugir de la puerta había delatado su visita.
Oyó sus pisadas acercándose a su castillo, apartando una sábana que prometió protegerla.

Sintió cómo su cuerpo se abría paso hasta ella, marcando su hombría en su muslo.
Sus enormes manos comenzaron acariciando su pelo, enredándose mientras un sinfín de susurros compraban el silencio de la noche.

Liberando el broche de su espalda con soltura delató experiencia de otras noches sin Luna.
Atrapándola en sus garras, manejó su cuerpo al antojo sin esfuerzo y ya desnuda bajo su boca, se deslizó por sus labios, bajando por su cuello hasta sus aureolas rosadas, mientras sus manos exploraban el vaivén de su cintura.

Su hombría marcaba sus movimientos cada vez más ansiosos. Buscando el placer en las perfectas e inexpertas curvas de su Luna, bajando su boca hasta el desvío de sus piernas, sujetándose entre sus dedos para no perderse.

Ella, aún con el pálido reflejo en una mirada asustada, no gemía, temblaba.
Pues una niña de 8 primaveras y 3.650 Lunas no era suficiente ante el cuerpo de ese hombre de 21 inviernos y 7.300 noches sin Luna.

Porque existen límites, como un lobo aullando por alcanzar su Luna, que no deberían alcanzarse jamás.


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