UA-67133534-1 Livesmiling.: agosto 2016

18 de agosto de 2016

Vivir.

Me hubiera gustado ser de ese tipo de chica que aguanta más de una tarde en la playa con las uñas bien pintadas. De esas que tienen el pelo largo y se cuidan del Sol para que las puntas no se abran. De esas que toman el sol de tal forma que jamás les verás el corte sobre el top que llevan. Pero la verdad que yo soy adicta. Soy una adicta y lo admito, no puedo quedarme en la superficie del agua al bucear sin bajar y tocar el fondo y raspar mis uñas sin querer, no puedo quedarme en una toalla sin pensar que podría estar en una canoa, jugando a las palas o brincando una piedra en el agua. No quiero estar pensando en ponerme un bikini sin tirantes para pasarme el día agobiada porque podría enseñar un pezón al revolcarme en las olas.
Soy adicta de mis sentidos. De estímulos. Y no me extraña nada que los esclavos como yo, del sentir, necesitemos de vez en cuando una terapia o un cubo de agua fría. Porque a veces o a muchas... la vida no nos da la talla. La gente de alrededor no tiene nuestro mismo filtro, o lo tienen tan atorado que ya no les pone ni una puesta de sol en algún lugar lo bastante alto, allí dónde casi puedes sentirte menos insignificante.
Puede que tenga demasiados pájaros en la cabeza como todo el mundo dice pero, no sueño cada día con un trabajo increíble, sueño con algo sencillo que me mueva a hacerlo increíblemente bien. No quiero estar ahorrando para una casa tremenda o el mejor coche del mundo para que todos me envidien, porque las personas como yo nunca envidiariamos eso. Os podéis quedar con vuestros clavos si queréis, clavados a una hipoteca, clavados a pagar la marca de un coche, clavados a trabajos que ni os llenan... yo siempre he sido más de usar todo el dinero que llega para pensar a dónde ir, porque mientras vosotros intentáis construir una vida, yo la quiero vivir.