UA-67133534-1 Livesmiling.: febrero 2016

7 de febrero de 2016

Anillos.

Recuerdo que de pequeña empecé a escribir un libro sobre una niña que se sentía diferente en un mundo difícil de entender. Lo llamé anillos, porque a veces nuestras vidas son como círculos viciosos que nos encadenan y absorben, de los que es complicado escapar.

Hoy, 7 de febrero de 2016, mi abuelo me ha dejado su anillo de compromiso y me ha pedido que me lo probara. Lo he cogido y he mirado a través de él.
Estaba deformado.
Ya no era el círculo perfecto que fue antaño. Supongo que la vida moldea también esos círculos viciosos, dejándolos marcados de por vida.

Su anillo me estaba grande en cualquiera de mis dedos. Así que lo he mirado de cerca.

20 de agosto de 1958.
No quiero olvidarlo nunca.

No quiero imaginar por qué mi abuelo me ha pedido que hiciera eso hoy.
Pero abuelo, yo ya te llevo dentro. En cada una de tus manías.
Cuando cortas la servilleta en dos para no malgastarlas y me das solo a mí la mitad que te sobra.
Cada vez que me pides que apague la televisión aunque la esté viendo.
Cada vez que quieres que compruebe siete veces que he apagado la luz en la playa.
Cuando veo un gorrión en la calle herido y tengo que llevarlo a casa para curarlo.
Cada vez que veo una palmera que ocupa el paseo de Velilla y recuerdo cómo la levantabas diciendo "Que pase la princesa".

Las personas también son esos momentos. Esas cosas que las definen y que hace que las recordemos.
Sus gustos.
Su voz.
Sus manos.
Esa colonia que huele así sólo en la piel de esa persona.

Abuelo, te llevo dentro. Y si tú quieres guardaré siempre el anillo moldeado de la abuela y tuyo.

Siempre seré tu princesa del paseo de Velilla.