UA-67133534-1 Livesmiling.: enero 2014

19 de enero de 2014

Un cuadro.

¿Color?
¿Paisaje?
¿Textura?


Sé que puedes mirar la imagen y contestar las preguntas.

Ocurre igual que cuando conoces a una persona.

¿Estudiante?
¿Interesante?
¿Me atrae?
¿Viste bien?
¿Será educado?

Como a los cuadros, continuamente colgamos a las personas en el museo que es el recuerdo. Unos pasillos son más visibles, otros incluso tienen nombre, unas salas son más importantes...

¿Qué pasa con esos cuadros que no puedes clasificar?

Esas personas que continuamente se salen de tus parámetros, de lo establecido, cambiando colores y paisajes con un simple detalle. Porque como dicen, son los pequeños detalles los que marcan la diferencia...


Y te voy a decir algo, es eso, un cuadro, que se puede convertir en tu cuadro.
Y digo "un" y añado "tu" porque dos personas pueden estar mirando lo mismo y no ver el detalle, el mismo perfil.

Y es en eso en lo que nos basamos, o eso creen mis colores, en buscar ese perfil que continuamente se sale del marco que le habíamos asignado. Que te despierta el gato que llevas dentro, quieres saber lo que hay debajo de esa chapa de pintura para poder volver a enmarcarlo y que no desordene tu museo.


Porque un cuadro siempre tiene unos colores base, y es al mezclarlos cuando salen todas las gamas.

El reto es conseguir saber de qué base surge todo.

Y será ese cuadro, el que mejor mezcle los colores para tus ojos, el que te diga que con el azul, el rojo y el amarillo, puedes llegar a sorprender los ojos de otra persona.


Porque es buscando la esencia de las personas que nos sorprenden la mejor forma de encontrarnos a nosotros mismos, en un cuadro en algún rincón de tu museo...