UA-67133534-1 Livesmiling.: 2017

1 de diciembre de 2017

El valor de las cosas.

He luchado tanto para que esas paredes no me asfixiaran. Para no conocer esos mundos donde el "yo" es la única filosofía y religión, que me acabé enamorando de mis límites. Que de tanto derrumbarlos, los escombros ya me han rodeado y me han dicho basta.

Que creyó el ladrón que todos son de su misma condición. Y me confieso ladrona de recuerdos, de vida, de ese tiempo que nunca vuelve y de los te quieros que tanto me cuesta dar. 

Y por la creencia de que jamás hubo un barco que más resistiera, el Titanic chocó con ese bloque de hielo y se hundió. Y esa pirata creyó haber perdido todos los tesoros que con recelo había guardado. Que en medio de ese mar congelado de sentimientos, encontró que ella sí que sentía. Que tras aquella rabia y dolor por cosas que no se pueden arreglar, siempre estaba ella misma.

Y la verdad es que no me siento hundida, que en vez de ahogarme a mí me salen aletas y me siento más libre. Sólo puedo sentirme traicionada. Traicionada por la persona con la que más he compartido en este mundo y por la que más he luchado por mejorar. Yo misma. 

Que soy de las que construye escaleras con las piedras del camino. De las que pide perdón si piensa que debe hacerlo, porque más equivocada que yo no habrá persona en el mundo. De las que se ríe hasta llorar cuando me siento confiada. De las que confían demasiado pensando que todos tenemos derecho a demostrar lo que valemos. De las que aman la naturaleza porque nunca habrá premeditación al dañar, sólo simple supervivencia. De las que no echa de menos lo que está de más. De las que en vez de hundirse en ese mar de lágrimas, se acuerdan de sí misma y sonríe. 

Que he luchado tanto, que ya no me pesa tanto la armadura. Que estoy más fuerte que nunca y que siempre. 

Y paseando entre los pasillos de mi palacio de cristal, entencí que había olvidado lo que adoro caminar con el frío de la ciudad y sentir el vapor de mi boca en la bufanda. La curiosidad al entrar a una librería y coger el libro que un chico soltó. El sentimiento de entrar en otro mundo al pasear por la alcaicería y recordar las ganas de pisar otros lugares. Que tengo ganas de pisar ya Madrid iluminada. Que adoro escribir mis libretas con cualquier vista bonita enfrente, escribir sobre la vida imaginada de extraños y amar la vida desde mis ojos. Que no me acordaba de lo bonita que era siendo tan mía. 

Que un día una vieja espinita me dijo:
"Todo en esta vida tiene un valor. Pero nada vale tanto como las cosas escasas. Por eso hay personas que son como diamantes, viven engañadas pensando que sólo son bellas, cuando el secreto de su valor es que no hay diamantes para todo el mundo".

-¡Marineros, alcen velas, que aún nos quedan muchos mares por surcar en busca de esos tesoros tan escasos de los que quiero disfrutar!







18 de octubre de 2017

Olvidamos.

Ojalá alguien te diga que no se pueden besar unos labios llenos de cicatrices,
que no se puede abrazar un corazón lleno de espinas.
Que puedo ver tus heridas bajo los dibujos en tu piel... allí, donde sangraste.
Que por mucho menos, otro se hubiera rendido, y tú... tú que sigues gritando en silencio.
Ojalá sigas ignorando la dulce inocencia que tienes al sonreír, cuando tus ojos se arrugan y veo ese brillo de felicidad en tu boca.
Que muchas veces he reído por dentro al ver esas inseguridades tan seguras, esos arrebatos de rabia que te cubrían de armaduras.
Que hablándote de mis miedos pude ver el temblar de tus manos, el dudar de tus ojos.
Que si tú dudas, yo dudo.
Y vaya si dudamos. Al final acabaré creyendo eso de "allí donde duele, inspira".
Y vaya si dueles, y vaya si escribo.
Que ya nunca escaparás de mi papel,  quedarás atrapado en los lugares donde te extrañé, donde dejé que se abrieran mis heridas, porque prefiero sangrar a no sentir(te) un día más. 
Que somos todas esas piedras que pisamos y con las que tropezamos. Todas esas veces que escondimos el sol con nuestra mirada, entregando a la Luna conversaciones que siempre recordaré. Que somos más de hechos que de palabras.
Y nos hicimos, vaya si nos hicimos.
En la orilla del mar, en lo alto de las rocas mientras curabas mi miedo a caer con tus manos, en la ladera de la montaña, en el palo que tiramos a Haku, en esa vez que reímos hasta de las caídas bajo la lluvia.
Vaya si nos hicimos. Hasta dolernos. Tanto. Que olvidamos cómo curarnos las heridas. Se nos acabaron las vendas que guardábamos en los labios, las tiritas en la yema de los dedos...
Y de tanto sangrar nos secamos y olvidamos la humedad de nuestro sexo, la saliva en nuestras lenguas.
Y vaya si olvidamos, querernos en vez de herirnos.

3 de octubre de 2017

Sunshine.

Hay personas tan brillantes que te encienden. Que devuelven la luz a esa lámpara que creías apagada dentro de ti. Que vuelves a pecar de soñadora, a tener pájaros que sobrevuelan una isla de metas olvidadas.

Que roban rayos al sol para enseñarte que te creías perdida sólo porque así te lo han enseñado. Que no es que sea difícil, es que no tienes valor suficiente.

Que duele mirar cómo una semilla no crece sólo porque no le han dado lo que necesitaba, que no se encontraba en el lugar adecuado para florecer.

Sal y busca un lugar donde ser más árbol, más tú.  Que cada una de tus ramas sea una nueva aventura y que cada hoja sea esos pequeños rayos de sol que te tocaron el alma.

Ensancha el alma. Conócete. Viaja. Ama. Siente. Siente. Siente...

19 de junio de 2017

Bosques de árboles caídos.

"Hace mucho tiempo, vivía un hombre que amaba la naturaleza. Todos los días iba a pasear por el bosque escuchando el cantar de los pájaros, la brisa que mecía las hojas de los árboles...

Una buena mañana, tras una larga noche de tormenta y truenos, el hombre comenzó su camino sin percatarse de que un árbol había sido dañado por la tempestad y se precipitó encima de él, dejándole heridas sobre la piel que ya nada borraría.

Desde aquel día, el hombre no volvió a admirar la belleza del canto de los pájaros, de los colores de las flores ni el aleteo de las mariposas al llegar la primavera. Todas las mañanas salía hacha en mano, cortando esos árboles malditos que marcaron su vida para siempre, forjando con ellos una muralla que le protegiera de cualquier mal.

Uno de esos días, en los que la rabia del recuerdo cegaba sus pensamientos hachazo tras hachazo, escuchó un grito tras ver un árbol más caer..."

Todos hemos librado tempestades que han nublado tanto nuestra alma que no nos han dejado ver la calma en los ojos de otra persona. Tormentas que hacen que levantemos corazas para protegernos de aquellos males de algún día desafortunado, evitando el paso de alguien que camina con vendas y tiritas en mano.
Que hay pasados que pesan tanto, que acabas haciéndolos caer sobre la espalda de otras personas, que sólo habían entrado en tu jardín, buscando la belleza que un día tú amabas.


24 de mayo de 2017

Que quiero ser.

No quiero que me hables de un nosotros.
Eres tú, soy yo.

Que a mí nunca me gustó hablar de eres mío o soy tuya, porque para qué engañarnos, si somos nuestros, antes que de alguien más. Y cómo quieres disfrutar de un camino junto a alguien, si estás intentando arrebatarle a sí mismo su posesión más grande. Porque dime qué hay más importante que ser de uno mismo, amarse y ser quien quieres ser, sin mirar por las expectativas de unos ojos que dicen quererte, mientras te piden que seas alguien más.

Que quiero ser, junto a quien eres tú...

No quiero que pises mis huellas, pudiendo dibujar las tuyas en la arena. Que nunca me digas te quiero porque no quiero que me quieras de ninguna forma más de la que yo soy. Que quiero apoyar tus ambiciones y que me apoyes en las mías, aunque eso signifique alejarse. Que no quiero que me esperes, porque yo sé lo que es, y es mejor no esperar nada de nadie. Que lo que sale, sale. Deja que fluya, deja que fluya en tus piernas, en tus labios, en tu espalda, todo, menos lágrimas en tus mejillas. No dejes que te arrebate.

Que quiero ser, junto a quien eres tú...

Y que nunca la respuesta sea no, y que nos vistamos de verde, que nos entren ganas de bebérnoslo todo, hasta las copas de los árboles, que ser feliz es gratis y que nunca se nos olvide a qué huele la Luna.

Que no hay nada como sentir a alguien siendo suyo, siendo tan suyo, que elija ser junto a quien eres tú.


11 de mayo de 2017

Chico de los atardeceres.

Querido chico de los atardeceres. 

De las pocas palabras y los muchos recuerdos. De aquellos maleteros que se convertían en habitaciones, de los que caía el sol y encendía  la mirada. 
Alúmbrame. 
Alumbra aquello que oscureció sin darnos cuenta. Aquellos miradores que nos añoran, aquellas cervezas que ya nadie derrama. Aquellos océanos que te impresionaban mientras yo nadaba en el azul tus ojos. Aquellos secretos que sólo tú sabes. Esas risas que arrugaban nuestros ojos dejando marcas de momentos felices. Y ojalá esas fueran las únicas  marcas que dejamos, en una piel que no se ve.
Dónde se escondió tu alma mientras la mía la buscaba a gritos. Queriendo abrazarla y amoldar sus brazos para que sintieras casa en ellos. Dime qué le ocurrió a tu mirada, que de perderme en ella, pasó a no verme. Dime qué le ocurrió a esas palabras, que de hablar de Águilas, pasamos a reprocharnos.

Querido chico de los atardeceres, al fin... llegó la noche.