UA-67133534-1 Livesmiling.: 2019

4 de septiembre de 2019

Contagia.

La vida es eso que pasa mientras aprendes.
Como ese viaje que no disfruté por grabar y supe que nada es tan nítido como un recuerdo donde fuiste feliz. Como esa vez que te hacen daño y aprendes que jamás querrás como te quieres a ti. Como cuando te pierdes y acabas dibujando tu camino, leyendo para entenderte, para crecer, para ser tan gigante que nadie vuelva a hacerte pequeño. Follarte la mente porque no hay nada más placentero que tocar ese botón de la cabeza y sentir una  conexión especial. Esa conexión que con los años ves que es tan difícil conseguir. Como esa vez que te sientes vacío y aprendes que puedes coleccionar atardeceres y amaneceres hasta llenar ese hueco en la estantería de tu alma.
Alma.
Y como Extremoduro, ama, ama y ensancha el alma. Que te desborde y se derrame  en lo que tocas, que todo sea un poco mejor sólo porque tú estás cerca. Loco de vida, contagiando cosas bonitas, recargando revólveres de esos que dejan huellas en la  piel que no se ve.
Que caminando por la rutina aprendes lo necesario de la naturaleza para que te recargue esas pilas que llevamos dentro. El día que aprendes cómo recargar tu energía te vuelves un adicto. Y ojalá todo el mundo drogadicto de la fuerza que contagia, seríamos un mundo mejor.


12 de julio de 2019

A tir(it)as.

Quería escribir algo desgarrador, pero no lo he hecho.
Por ti.
Por mí.

Porque ya hemos visto derrumbarse suficientes sueños, como para tener que ver caer las tiras de nuestra propia piel.
No sé si aún me lees, pero si algún día lo hicieras, demostraríamos que el tiempo no es tan buena tirita como nos han contado siempre.

Que si nos herimos, lámeme la herida. Lámeme hasta corrernos. Un orgasmo que lo cure todo. Que de mí lo único que mane sea por placer.

No seas cobarde. Acércate.

Acuérdate de cómo huele mi pelo. Suspírame en la espalda y eriza mi piel. Acaricia mis pezones mientras mi respiración se acelera, mientras me derrito y humedezco tus dedos...

No seas cobarde. Mójate de mí,
una vez más.




15 de junio de 2019

One Breath.

Me despierto por cuarta vez.
Otra vez ese día.
Otra vez estoy en ese bosque.
Otra vez rodeada de todos esos árboles que parecen iguales.
Otra vez.

Las ramas movidas por el viento parecen susurros de palabras nunca dichas, que luchan con fuerza por salir del laberinto de recuerdos.

Me agacho y daño mis manos en un intento desesperado por encontrar huellas.
¿De dónde vine?
¿Quién soy ahora?
¿Qué más tengo que hacer para salir de aquí?

Mi respiración acelerada, ese viento lleno de susurros me está asfixiando.

En mi lucha, noto cómo mis manos se mojan. Escuece, pero alivia. Me sumerjo en un mar de sentimientos. Ya no siento el viento, la respiración ha desaparecido.
Silencio.

Ésta es la historia de cómo dejar de respirar me salvó de ahogarme.




14 de junio de 2019

Incertidumbres.

La incertidumbre siempre ha movido corazones. Lo desconocido, lo que no entendemos, de dónde venimos, a dónde vamos, la Luna, el fondo del mar...
Esas ansias por saber, por conocer, por entender lo que no tiene sentido. Supongo que por eso podría llamarte incertidumbre. Porque no logro entenderte.

Eres esa duda que la semilla siembra.
Germinará
Germinaremos
Creceremos
Echaremos raíces... ¿Nos cortarán?

Eres ese fondo que quiero bucear, esa Luna por pisar, que me orbita... ¿Aún te acuerdas al mirarla? ¿Qué esconde tu cara oculta?

Eres muchas preguntas y muchas ganas, ganas de entender, ganas de aprender, ganas de vivir...
Mis ganas.
Me ganas, pero...
si gano yo,

                               ¿me quedo?