UA-67133534-1 Livesmiling.: octubre 2018

12 de octubre de 2018

Ella.

No le contaba sus secretos a cualquiera. Pero cuando confiaba en alguien, era el tipo de chica que daba más de lo que tenía en una sola apuesta. Que por esas apuestas que nunca se cansaba de hacer, tenía endeudado el corazón. Era la típica niña etiquetada de pija que te sorprende bebiendo a bocajarro del litro. Que prefiere una cama improvisada en cualquier lugar que los lujos de una habitación de hotel. La que escucha a Astola y Makandé tirada en la playa después de dos días sin preocuparse por el resto del mundo.
Esa chica llena de miedos y que aún así parece que va a comerse el mundo sonriendo. Que jamás dudarías de esa sonrisa, pues ha actuado en todos los escenarios que la vida le puso delante.
Era una de esas chicas que te medían y retaban a superarte para sentirse a su altura. Que te hacían mejor.
Esa chica que contiene la respiración para no perderse ni un momento del último aliento que el sol le regala al atardecer. Que pide un deseo justo cuando el sol se esconde en vez de esperar a que pase una estrella fugaz. Porque ella es de armas tomar en vez de esperar a que algo ocurra.
Esa chica que bajo un sol de justicia es capaz de erizar su piel sólo porque en sus ojos se refleja algo bello. Que se cree menos inocente de lo que realmente es. Que canta a pleno pulmón mientras conduce y se ríe de su voz de gallo. Que sabe lo importante que es reírse de una misma.
Esa amante de la naturaleza, de lo instintivo y sin intención.  Adicta a esa pasión y desenfreno, a esa sensación de estar viva. Esa chica que si confía se derrite en tu cara y no pone límites, pero que es capaz de congelar el mar embravecido que lleva dentro si se siente traicionada.
Esa chica que sabes que cuando tiene una idea en la cabeza, sacrificará todos sus esfuerzos en conseguirlo. Y aún así, hablarás mejor de sus logros que ella misma, por esa maldita exigencia suya. Que siempre será su hándicap, pues gracias a eso, ve allí donde nadie mira. Puede hacer brillar cada batalla librada en tu pequeña historia de vida, haciendo que te valorares de otra manera.
Que siente que le queda tanto por aprender y vivir, que teme que la vida le quede corta. Tal vez por eso siempre quiere hacer vivir a todos los que quiere lo que a ella le hace feliz. Y, sin que te des cuenta, estarás a su lado cerrando los ojos y sintiendo el mar. La brisa en tu pelo y ese olor en tu nariz. Escuchando el castañeo bajo el mar. Riendo por la ilusión que le hace encontrar ojos que la miran escondidos en el fondo. Reflejando en tus ojos el sol casi apagado en cualquier mirador. Tumbado de la risa en una carretera sólo porque ella no se levanta y quiere que mires el mundo del revés. Acariciando algún cachorrito porque te contagia esa inocencia suya. Sabiendo que no hay nada más valioso que unas arrugas bonitas en los ojos, por sonreír.