UA-67133534-1 Livesmiling.: junio 2015

19 de junio de 2015

Cuídate, cuídate de mí.

Cuando te enamoras de una persona tienes ese sentimiento de que siempre está cerca. 
De repente, te encuentras en ese duermevela abrazado a una almohada que cobra su forma. Vas caminando por la calle y su perfume se mezcla con esa brisa que acaricia tu cara.
Y una vez más te encuentras palpando una cama fría en la oscuridad, buscando sus ojos entre miradas que anhelan que las veas como un día le veías a él. 

Pero, la verdad es que si fuera tú,  tampoco me enamoraría de mí. 

No voy a recordar tus besos, ni aquella cena con vistas, ni aquella vez que hicimos el amor.
No voy a buscarte  si huelo tu perfume, ni voy a dejar que entres en mis sueños cuando esté durmiendo.
Si fuera tú,  me cuidaría de mí. 

Pues sólo voy a recordar cómo me hiciste sentir, aunque sea en un banco roto de recuerdos, aunque fuera el día más frío del año y sólo pudiéramos conformarnos con calentarnos las orejas.

Me cuidaría de esas libretas que ya escribía antes de ver el Diario de Noah, por si alguien quiere recordarnos. Por si me olvidas. Por si te olvido.

Me cuidaría de mis miedos. Esos que siempre se acaban cumpliendo. Te diré por qué no fue suficiente.  Te diré por qué no pude quererte como lo quise a él. 

Me enseñó a amar, un amor sincero, un amor inocente y lleno de ilusiones. Vivir el día a día con la única esperanza de que me escribiera, de que mereciera la alegría,  un día más.  Ser feliz con verle sin tocarle, ser infeliz por no ver una sonrisa en su rostro. Sencillo.

No fue suficiente desde que la obsesión cegó el amor.


Que no hace falta que pase nada, sólo necesito verte, tomarnos algo, ver tu sonrisa.
Que nunca vamos a poder tener nada duradero pero te quiero en mi vida, no ahora, sino para siempre, que sigas enriqueciéndome y sorprendiéndome como lo hacías. Es increíble que cada día vea cosas más increíbles en ti, que cada día me sigas demostrando que una misma persona te puede fascinar.
Eres una persona sencillamente extraordinaria, y te echo de menos.

7 de junio de 2015

Érase una vez...

Tez morena, marinero.
Cuéntame qué cantaron las sirenas para verte encallado en ese puerto, que dijiste jamás pisarías,  enredado entre los nudos de su pelo.

Dime, qué ha pasado con todos esos mares que no surcaste, con esos tesoros sin mapa.

¿Mereció la alegría tanta pena y tantas olas que la proa cortó,  por una sonrisa?

Escuchaste tantos finales felices que al final creíste que tu ruta era equivocada, tan solo fue la vida preestablecida de todo el mundo, que engañó la belleza de la escritura de tu propio cuento.

Marinero déjame ser la protagonista de tu historia.
Quiero ser la Blancanieves que nunca coma una manzana, quiero ser la Cenicienta que nunca pierda su zapato, pero sobre todo quiero ser la Bella que nunca se enamore de la Bestia.

Marinero deja ese puerto, sal de tu confort de nuevo. Sólo quiero ser diferente, juntos, que entiendas mi diferencia como algo hermoso, aunque a la vista de otros sólo sea raro. Aunque acabemos perdidos en el fondo del mar y los corales cubran nuestro barco, nunca lo sabremos si no partimos.

Y érase una vez un fueron felices sin perdices.


5 de junio de 2015

Vinilos.

Qué insignificante parece todo frente al mar.

Oscura belleza rota por el reflejo de una luna llena que muere allá donde también mueren las olas... junto a sus pies, queriendo para él una lágrima, un recuerdo más de una historia inacabada.

Que hay caminos de fuego en esa arena que pisamos otrora,  que por mucho que el agua los moje, jamás dejarán de quemar bajo sus pies. Y terminas esquivándolos, pues dicen que hay que evitar aquello que hace daño.

Hay personas que guardan todos esos ecuerdos en discos.
Unas deciden escucharlos una y otra vez, aunque duela, esperando que algún día deje de sonar, de girar en torno a ellas.
Otras procuran verlos desde otra perspectiva,  otro momento de su vida, pero nunca olvidar.
Otras, por su parte,  prefieren grabar encima otras canciones, otros recuerdos para no volver a verte bailar vuestra canción, que no les queme la arena...

Dime, ¿qué vinilo quieres tú?



3 de junio de 2015

Muros de cristal.

Hay momentos en la vida en los que deseas con todas tus fuerzas parar el mundo, bajarte o precipitarte, cualquier cosa antes que seguir viendo cómo todo sigue igual.

Impasible.

Pero sigue girando, da tantas vueltas en tu vida que al final te mareas, tropiezas y caes. Y te encuentras gritando desde el suelo, pidiendo que tu ayuda sea escuchada, esperando ver una mano conocida caer desde el cielo.  Pero no.

Soledad.

Te pones a andar esperando llegar a algún lugar... de ninguna parte. Y en ese momento chocas contra un muro. Y es en ese momento cuando alzas una mirada que llevaba mucho tiempo mirando un suelo que nada tiene que ofrecerte y te das cuenta de que hay alguien justo enfrente de ti, mirándote con cara de cansancio y extrañeza.

Eres tú.  Tu reflejo.

Y es que hay momentos en la vida en los que necesitamos chocar contra un muro de cristal que la vida nos pone delante para darnos cuenta que cuando más perdidos nos creemos, siempre quedarás tú mismo. Que necesitamos el silencio de la soledad para escuchar el latir de un corazón que aún sigue ahí,  contigo. Que siempre ha latido por ti y sufrido los daños de tus caprichos.

Creo que es hora de devolverle el favor y querernos con todo nuestro corazón.


2 de junio de 2015

Querido Homo Sapiens.

Desde pequeñita he sentido una afinidad especial por todo lo no Homo Sapiens. Y prefiero referirme a nosotros con este término pues humano y humanizar tienen unas connotaciones que creo no merecemos.
Podemos equivocarnos, todos lo hacemos... pero en qué momento y qué clase de ser divino nos dio la posibilidad de hacer daño.

Admiro la naturaleza.
Admiro su capacidad de brindarnos con un solo vistazo una belleza incomparable.
Admiro cómo seduce mis sentidos. La ingravidez del mar, mi pequeño paraíso de escape. La soledad de maravillas que te ofrece, el sonido de las olas al romper, las burbujas al escaparse de tu boca, ese pulpo que te mira curioso sin saber que hemos sido nosotros los que los estamos, literalmente, aniquilando. Dulce ignorancia, sin saber qué es el rencor.

Y es que en la naturaleza nada se esconde, nadie te va a hacer daño sin saber que podía pasar, no había maquinación, instinto maquiavélico.
Sabes que una hiena si puede va a matarte y comerte.
Sabes que un rinoceronte te embestirá si te metes en su territorio.
Sabes que esa preciosa flor de colores llamativos es venenosa o sería insignificante.

Tal vez deberíamos aprender más de ellos.
Que las hienas no nos coman el corazón, ni dejemos a los extraños pasar tan fácilmente en nuestro territorio, por muy bellos colores utilicen para engañarnos.

Siempre he amado la naturaleza, su belleza, su paz, su sinceridad. Y la verdad es que siempre lo haré.

Espero que estés allá donde siempre debiste estar pequeña, pues este mundo no te merecía.

Buenas noches, Shira.