A veces extraño el pasado.
Otras, me preocupo mucho por el futuro.
Y es entonces cuando recuerdo respirar. Centrarme en el movimiento de mi pecho al entrar y salir el aire. Ese balanceo que recuerda a cuando te tumbas boca arriba en el mar y te mecen las olas.
Te tuve y no sé si te tendré.
Respira, presente: no te tengo.
Y eso es lo único que importa. Qué más da el resto si ahora mismo la realidad es esa.
Que no te tengo.
Respira.
Me tengo.
Y es la responsabilidad más bonita. Tenerse y cuidarse. Y me doy cuenta de lo capaz que soy de seguir decidiendo lo mejor para mí.
Pretérito de nosotros serás siempre precioso en mi recuerdo, pero llevo mucho tiempo sin respirar y por fin elijo hacerlo. Ahora. Respira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario