UA-67133534-1 Livesmiling.: Arrugas.

28 de agosto de 2015

Arrugas.

Un profesor cualquiera, en un colegio cualquiera de cualquier día del año.

"Ten, coge este papel y arrúgalo tanto como te plazca. Cuando termines, dáselo a tu compañero, que lo estire y vuelva a arrugarlo. Así, hasta que llegue al último de la clase."

Los alumnos, extrañados por aquella peculiar tarea, comenzaron a prestar atención, tal vez más curiosos que interesados en cualquier otra lección.
Una vez hubo acabado el último, éste le entregó un papel que apenas se sostenía en las manos.
Fue entonces cuando el profesor se acercó a la mesa de una chica que había decidido no participar, pero había estado observando.

"Toma Marina, tu corazón".

La chica, extrañada, cogió aquel papel maltrecho y lo colocó en su mesa mientras lo miraba.

"¿Dime, sabrías decirme quién hizo esta arruga de aquí? ¿Qué arrugas hizo el número 15 de la clase? ¿Y el 20?"

Todos miraban a Marina expectantes, quizás intentando recordar qué arruga era de quien.

"La verdad es que no lo sé, profesor".

Entonces, el profesor cogió a la chica de la mano, sacándola de aquella clase y la llevó a otra habitación donde se encontraba un chico. No parecía curioso, ni mirón, al igual que todos sus compañeros de clase, ni siquiera levantó la vista de su tarea cuando ella entró.

"Hola Alexander, traigo más papeles para reciclaje".

El profesor sacó una bolsa con papeles entre los que se encontraba el corazón de Marina y se la dio.
Al cabo de unos días el profesor volvió a entrar en clase y justo antes de empezar la lección, paró delante de la mesa de la chica y le dejó una carta encima de la mesa:

"Puede que nos duela, sobre todo las primeras veces, esas que recordamos y vemos las arrugas en el papel con mayor nitidez. Sabemos decir quién hizo esta línea, por qué esta otra. Pero al final van pasando los años y con ellos, vamos sumando decepciones. Hay tantas arrugas en el papel, que hace tiempo nos perdimos. Por mucho que intenten estirarlo ya no pueden disfrutar de su trazado, todo está escondido por esas malditas arrugas que nadie, a estas alturas, se va a preocupar de quitar. Pero es entonces, cuando todos están pendientes de si finalmente tu papel se desmoronará, cuando en tu vida se cruza alguien que no habías visto nunca. Ahí, tan cerca y tan lejos de tu día a día. Y esa persona no le va a importar de dónde vienes, ni siquiera se va a preocupar de girarse para juzgarte. Y será esa persona, la que jamás quiera pedir tu corazón para estirarlo y poder ver mejor sus arrugas, sino la que siempre va a preocuparse de que no te vuelvan a doler, que no las vuelvas a ver allí, en un papel donde siempre debió haber una bonita historia escrita".

Y fue entonces, cuando la última palabra de aquella carta retumbaba aún en los pensamientos de Marina, cuando otro papel, reciclado y sin escribir, cayó en la mesa.
Levantó la mirada y vió sus ojos claros, achinados de sonreír, que la miraban por primera vez.

"¿Quieres escribir conmigo?"


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